Hoy me siento un poco triste, hasta que no los he visto con sus carillas emocionadas y su birrete, no me he dado cuenta que se me van.
Han sido dos años muy intensos, viviendo el día a día de estos niños tan especiales, que dan tanto y piden tan poco, solo ser queridos y entendidos. Es cierto que son muy latosos, con sus nervios a flor de piel, que hay que trabajar mucho y con cada uno individualmente, para conseguir un pequeño resultado, que hay que recordar una y otra vez las normas del cole, que un día vienen y otro no, que otro día estan cansados, porque no han comido o no han descansado bien, o estan totalmente descentrados porque en casa hubo movida, pero lo que también es cierto, es que otras muchas veces te llenan, porque te dan un abrazo, porque te sonríen, o porque escuchan un cuento atentos y con sus miradas de niños, y ese día, que hay una pequeña sorpresa y se sienten los más felices del mundo. Y son con estos momentos, con los que me quedo y los que recordaré toda mi vida.
Nunca olvidaré la ternura de ANTONIO, el achuchón de SORAYA, la dulzura de RAFAELA, la timidez de ERICA, la bondad de MARÍA, la normalidad de MILA, ni las ganas de aprender y superarse de LUIS.
Ahora empiezan una nueva etapa, pero espero que lo que han vivido en infantil, forme parte para siempre de sus buenos recuerdos, y que mi granito de arena, haya contribuido para que crezcan siendo " buenas personas" .
Por mi parte, yo nunca los olvidaré, y aunque pasen los años, siempre quedará un huequito en mi corazón para ellos.
Me han dejado huella y les quiero.
HASTA SIEMPRE MIS NIÑOS
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